Está claro que la semilla empezó a germinar cuando nacio mi nieta Ingrid, ambas compartiamos una complicidad a la hora de jugar. A medida que iba creciendo empezaba a demandarme dibujos de pulpos que yo garabateaba, de tiburones, ballenas, etc. Así implantó en mi mente su demanda, haciendo que mis versos se convirtieran en pulpos, tiburones, ballenas y en todo lo que sabía que a ella le pudiera gustar. Pero a esos textos, a esa literatura, le faltaba color, le faltaba vida y quien mejor que Pilar Camino Alcón para ilustrarlos, según sus palabras, "esos textos la hacia volver a la niñez, con lo cual le era muy fácil su dibujo". Fué así como han nacido los "Cuentos de la abuelita Ana", han crecido con el cariño y el amor de una abuela hacia su nieta, el mismo cariño y amor de todas las abuelas y de todos los abuelos del mundo. Y digo más, en el fondo, dentro de mi, están mis hijos que para mi siguen siendo pequeños, aunque la realidad de este momento es que ya son adultos.
El primer cuento que nacio fué "El mar", le siguió "El campo", "La mariquita", "El escarabajo bombardero" y "Los planetas". Aunque están todos -nacidos-, aún están en la -incubadora-, no porque estén malitos, sino porque necesitan el preceso de unión de verso y acuarela y de que la Editorial los vista bonitos para que pronto estén en las manos de muchos abuelos y abuelas y de muchos papás y mamás, también de los niños que sepan leer y a sus amigos se los puedan contar.
Seguiré contando como sigue el proceso y cuando estén listos, anunciaré el día del bautizo, donde espero verles a todos.
Con todo mi cariño
Ana Chaceta
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